lunes, mayo 29, 2006

No me gustaría que me dijesen animal, me gustaria serlo

La marcha de los pingüinos o La travesía del emperador, en su hora y 20 minutos donde no aparece ningún ser humano, salvo en las narraciones en off que "humanizan" a los protagonistas, una pareja de pingüinos que nos muestra el drama existencial de los más de 5.000 pingüinitos que aparecen en la cinta con tal de ver su "familia crecer". Los espectadores quedamos atrapados por una historia real y conmovedora donde cada otoño, los pingüinos emperador caminan hacia el interior del hielo, lugar donde continúan su ciclo reproductivo. Cada pareja se escoge cuidadosamente. La hembra sabe que al poner su huevo, será "su esposo" el encargado de empollarlo con la mayor delicadeza posible hasta que nazca, si el huevo se le cae entonces el pingüinito no verá luz, dicho en términos humanos sería "abortado". El "papá" no desea esto para su "hijo" por ende lo empolla con esmero, mientras "la mamá o esposa" inicia otra peligrosa y kilométrica caminata de varios meses por la Antártida hasta hallar el mar para alimentarse, luego debe apurar el paso en una nueva marcha para regresar a tiempo de alimentar a su recién nacido. Ahí, "papá" lo deja con "mamá" e inicia otra peligrosa caminata en pro de su propia supervivencia, pues ha pasado varios meses aguantado hambre y frío mientras esperaba el nacimiento de su amado "hijo". Incluso cuando "el bebé" nace, el papá le ha guardado en su boca unas reservas de comida para alimentarlo, mientras esperan el regreso de "mamá".
Al ver el valor de estos animales, que nunca han ido a una escuela, y no tienen la misma formación de nosotros en valores como el respeto a la vida o la familia, y no poseen iglesias donde se les hable de Dios de la forma como nosotros lo concebimos; y veo cómo por el contrario se reseñan crímenes horrorosos de padres contra sus hijos; o mujeres abandonadas a su suerte por "un macho" sin coraje para velar por ella y o su hijo, o cómo en Colombia la Corte Suprema de Justicia aprobó la despenalización del aborto, iniciando un hueco legal que permitirá el asesinato de muchos niños inocentes "producto de una violación" o que vienen con "defectos de fábrica". Me horrorizo al ver cómo los humanos somos más fríos que la Antártida.
Cuando le decimos "animal" a una persona es porque la comparamos con un ser "no pensante y bruto". Pero tras ver a estos valientes pingüinos, uno de los tantos ejemplos de valor y unión familiar del reino animal. Qué bueno sería que las personas fuéramos menos humanas y más animales!

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1 comentario:

Anónimo dijo...

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