Crisis del arte.Ética al Postmodernismo

Vamos rumbo al agujero negro

A lo que hoy en día llamamos arte, hablando de las creaciones contemporáneas, o llámese postmodernidad, como les gustas a los descarados entusiastas; es un motivo de vergüenza, salvo ínfimas excepciones. Un pomposo carnaval de modas y encanto de un vació grotesco. Yo no conozco Basel, supuestamente la meca del arte moderno, lo poco que sé es que en esa ciudad se realiza la expoferia del arte mas suntuosa del mundo. Leí algo sobre ello en una revista y créanme que me encolerize. Pues la grosería de esos facinerosos no tiene limites. Una casa de goma espuma con techo de zinc instalada en un enorme recinto, estilo hangar, firmado por un pseudo artista Teutón; o una grúa mecánica a mediana escala hecha en lego firmada por un desconocido italiano. Cosas tan vanas para clasificarlas de obras artísticas que simplemente arrancan al espectador frases como: “Esto lo hace mi hijo en el jardín de infancia”, “ahora a todo le llaman arte” eso sin incluir las malas palabras que también suelen soltar los atónitos espectadores. Y es que el caradurismo de estos sin vergüenza es tal que se ríen y espetan frases como: “Que van a saber esos ignorantes de arte”. Subestimando la consciencia de un escéptico espectador; y si hay una buena crítica de algún embelesado, entonces este si sabe y tratan de embaucarlo aun más con explicaciones enrevesadas de sus propuestas. Timadores de oficio es lo que son. Y esto se aplica en todas las instancias del arte porque si a ver vamos los fiascos se ven en todas partes, desde la literatura hasta el cine, pasando por la música, la escultura, la pintura, la arquitectura y hasta la danza. Vale todo, no es imprescindible que sepa dibujar, pintar, tallar, escribir; una fachada perfecta para ocultar la verdadera ignorancia de estos pseudo artistas que han relegado el arte a una sórdida nadería, el nihilismo en su máxima expresión. El abstraccionismo es ahora un gran agujero negro que engulle lo más absurdos planteamientos concebidos a pocas leguas de su horizonte de sucesos.

El instinto del hombre por crear es ineludible y jamás puede limitarse pero en estos aciagos días el arte se arrebate contra si mismo, la desmesura amenaza con hacerlo desaparecer, el No-Art, la no pintura y expresiones irreverentemente contradictorias de nuevo cuño intentan sobrepasar el limite de lo concebible. Lo otro seria crear un hito conmemorativo a la nadería. Levantar la voz es ganarse una muchedumbre de enemigos y ser tildado de dinosaurio, o sea, ya saben; anticuado, conservador, antivanguardista y pare usted de contar. Yo no pretendo que regresen los dinosaurios, o que Salome venga a impartir clases de danza, Epicuro de poesía, Migelangel de escultura, Da Vinci de pintura y de paso le venga a quitar el puesto de director y productor a Robert Rodríguez. No. Pero hay que sincerarnos, hoy en día hay artista como para arrojar en puñados, si se les puede llamar así, y si acaso de uno entre mil puedes sacar algo verdaderamente bueno. Mientras, las elites en contraposición, entiéndase los viejos señores y los nuevos señores, artistas y críticos renombrados de uno u otra tendencia, se lanzan petardos para aniquilarse en una confrontación absurda ante la mirada absorta de un espectador sumido en un sueño estoico.