domingo, marzo 12, 2006

EL Hombre Gris


Alguna vez leí que el hombre gris vestía siempre gris, tenia sentimientos de color gris, andaba gris y todas esas cosas de un constante gris; por eso detestaba el color gris, los días encapotados y toda cosa que me trajera recuerdos del hombre gris. Pues nunca en mi vida me he querido parecer a él. Hasta un día que ocurrió algo que a mi mismo me dejo perplejo. Llegue a un centro termal, ya saben un sitios de esos donde hay piscinas de aguas cálidas y sulfurosas, baños saunas y Spa, un sitio ideal para curarse de Stress y muchas otras cosas, frecuentaba el lugar, me fascinaba. Pero esa vez sucedió algo que no hubo pasado otras veces. Como de costumbre, disfrute de las cálidas piscinas y del baño sauna, pero luego me fui a uno de los sitios que no visitado de aquel lugar, era la piscina de lodo. Había mucha gente allí embadurnada de lodo y cuando pregunte a un señor mayor que para que servia me dijo que ese lodo tenia muchas facultades curativas y de rejuvenecimiento, que era casi milagroso. Empecé a sacar lodo de la piscina y a untarme conservadoramente. Pero un arrebato lúdico me llevo a la exageración y entonces me unte lodo indiscriminadamente, solo quería ver la reacción de las personas que allí estaban. Algunos rieron discretamente, otros a carcajadas, otros ni rieron. Luego me puse al sol, erguido y estático cual “David” de MiguelAngel. Cuando el lodo se seco se torno de un claro y constante gris, y yo allí estático. La gente pasaba y reía, alguna me veía con mucha curiosidad, otra mas bien despreciativamente, incluso un joven se atrevió a llamarme ridículo. Fue entonces cuando casi imperceptiblemente levante mi antebrazo izquierdo y extendiendo la mano, vuelta hacia a mi, empuñe todos los dedos excepto el medio, que tengo adscrito a la cartera de defensa, en franco e irreverente gesto. Lo gente se rió aun mas, algunos aplaudieron, y yo Alli , inmutable. Viendo a la gente ir y venir, incluso note que había unos niños tan interesados que iban y venían muchas veces, a veces traían consigo a personas adultas con ellos para que me vieran. Hasta que me canse, las horas pegan, poco a poco me fui relajando, no quería terminar el espectáculo bruscamente, por eso lo hice despacio, con movimientos robóticos; y así mismo, como un artificio autómata, me llegue a las duchas y me desprenda del gris lodo. Se había acabado el espectáculo. Regrese a las piscinas para disfrutar de un hidromasaje. Alli vi a los niños, pero ellos no me reconocieron, hablaban entre ellos muy entusiasmados; planeaban ir por enésima vez a ver al hombre gris. Decían muchas cosas interesantes de él. Salieron y al cabo de un rato regresaron cabizbajos. Y todo por que el hombre gris ya no estaba. Si se había ido, tal vez regrese, supuse para mis adentros. Por primera vez me sentí feliz de haber sido algo que anteriormente detestaba.

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AGRANDADOR DE PENES/ MANUAL DE TECNICAS FOTOGRAFICAS