Olvide de puro sabido
pero no así su rostro
mezcolanza ancestral de ibéricos y caribes
hasta que un día le vi
soslayando sortilegios
acerca de ti, y vienes
despojada de bribones donjuanes
sus ojos glaucos con destellos al sol
bajada de algún Olimpo
ingenua como casa de barro
su voz dentuda, la belleza extemporánea
y mi corazón yerto.
Si alguna vez dolió el amor
fue porque se quebró antes de su templanza
mal calor de la forja que lo arrulló
creyéndole acerino
Has vuelto, o yo he venido
en lo adelante yacerás en el vapor
de mi esencia. Sobre mi pecho amplio
de buen salvaje Zampano.
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