martes, enero 02, 2007

Antanas y sus miles de relato

La señorita Badul lo había jurado, claro que para ese tiempo era algo pudorosa, pero juramento era juramento y al carajo la moral que se iba con aquel hombre que había amado y que le hacia decir cualquier clase de locuras. Era loco, decían...no, lo era. Quien bajaba cotoperies de los abedules, asustaba a sus vecinos con una macana y luego se retorcía a carcajadas en el suelo o mandaba a los ingenuos infantes que le visitaban a que le consiguieran en calidad de préstamo una llave de mercurio. Ahora en su epitafio y como quiso deberían estar unos versos de Lope de Vega: Respeta ¡Oh tu peregrino!/ este suelo humilde llano/ que aunque cubre un ser humano/ alguna vez tuvo espirito divino.
Ahora veía el féretro sellado, es que fue una muerte espantosa y quedo horrendamente desfigurado. Nadie tiene la certeza de cómo fue, unos cuantos amigos, los atavíos oscuros, las sombrillas en un día de débiles chubascos. El afligido y de incógnito, nadie le vio y el veía a su señorita Badul, desnuda. Se fue definitivamente del pueblo. Pero había mucho mas relatos que contar, jamás volvió ni por sus restos pero si mando por la señorita Badul. Desapareció de repente, dicen que el que se la llevo tenia pacto con el diablo y el solo se reía a carcajadas. Dicen que su alma persigue a los facinerosos y hasta el mismo se dejo atrapar.Hasta otro día les veo...

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